Silencio

La Sabiduría del Silencio

Que se siente solo y calle, porque es Dios quien se lo impuso; Ponga su boca en el polvo, por si aún hay esperanza; Dé la mejilla al que le hiere, y sea colmado de afrentas. Porque el Señor no desecha para siempre,
Lamentaciones 3:28-31

Siempre que pasemos situaciones, es mejor buscar la serenidad para escuchar a Dios, el ruido que produce el mundo actual con sus afanes, o alguna situación dolorosa, no nos permite que escuchemos claramente cuando Dios se dirige a nosotros y nos habla. Aún nuestro pensamiento se llena de ruido y no sabemos qué hacer, así que en este momento hay que hacer una parada de emergencia, buscar en la intimidad con Dios, en silencio, la sabiduría que requerimos para tomar decisiones.

Nuestras vidas pueden tener muchas variantes, por ejemplo, ante una ofensa, se nos presiona a responder rápidamente lo primero que encontremos, pero lo prudente es callar, como dice el proverbio:

“Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio; El que cierra sus labios es entendido.” (Proverbios 17:28).

Si no hacemos así, quedamos expuestos a nuestras emociones y a ser influenciados para reaccionar de manera equivocada, llegamos a ofender, a pecar y a hacer que las cosas se tornen peor.

Cuánta sabiduría hay en el silencio, en meditar en su Palabra, para encontrar allí la respuesta correcta, que corte de raíz cualquier problema o que nos lleve por el camino correcto.Pidamos a Dios esa sabiduría para controlar nuestras reacciones, y asi para que pongamos en práctica que:

“Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.”(Proverbios 16:32)

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