¿Por qué Dios demora su respuesta? – Parte II
8 Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.
9 Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa;
10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
Hebreos 11:8-10
En la Biblia encontramos que Hebreos 11, habla sobre la Fe, pero se observa que le da más espacio a la historia de Abraham que a cualquier otro héroe del Antiguo Testamento. Él es el hombre preeminente de fe en la Biblia.
Ahora, volviendo a nuestra pregunta inicial: ¿Por qué toma tanto tiempo Dios para responder a nuestras oraciones más profundas y sinceras? Siempre de la experiencia de Abraham obtendremos nuestra segunda respuesta:
Profundizar nuestra confianza en Dios.
Al leer la historia de Abraham se puede identificar que fueron veinticinco años, y con este dato obtenemos una nueva perspectiva sobre nuestra propia situación.
Si Abraham tuvo que esperar, no debería sorprendernos que a menudo tengamos que esperar mucho tiempo para cumplir nuestros sueños y las respuestas a nuestras oraciones. Y al igual que con Abraham, la espera no es mala si nos hace profundizar nuestra confianza en Dios y aprender más sobre su carácter.
En contraste con la confianza en Dios, tenemos el temor, es lo que siempre nos hace dudar de la respuesta satisfactoria para nuestras vidas. La respuesta de Dios al temor no es un argumento o una fórmula, es una persona; por eso le dijo a Abraham: No temas! Yo soy tú escudo. Dios mismo es la respuesta final a todo temor del corazón de Abraham y del nuestro.
¿Se ha preguntado alguna vez por qué Dios se llamó a sí mismo por el nombre “YO SOY” en el Antiguo Testamento? Por encima de todo, significa que Dios existe eternamente y que, por lo tanto, toda la creación depende de él. Dios está solo, nadie puede compararse a Él porque está completo en sí mismo. Dios no nos necesita, pero nosotros lo necesitamos a Él.
Pensémoslo de esta forma. Decir que Dios es el gran “YO SOY” significa que cuando acudimos a Él, Él es todo lo que necesitamos en ese momento. Es como si Dios nos dijera:
Yo soy tu fuerza.
Soy tu coraje
Soy tu salud
Soy tu esperanza
Yo soy tu provisión.
Soy tu defensor.
Soy tu libertador.
Yo soy tu perdón.
Yo soy tu alegría
Soy tu futuro
Dios te está diciéndonos a nosotros: “Yo Soy lo que necesites cada vez que lo necesites”.
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