Diseño de Dios
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Efesios 2:10
Existe un dispositivo muy pequeño al cual conocemos como clip o sujeta papeles, y en algún momento de seguro ya hemos utilizado. Estas útiles herramientas fueron inventados ya hace más de cien años, y en nuestra modernizada época aún no se define un elemento que pueda reemplazarlos para mantener unido cualquiera de nuestros documentos importantes.
Un artículo extraído de internet, presenta los resultados de una encuesta realizada en un Banco sobre el destino de 100,000 clips. Esta encuesta arrojó la siguiente información: de 100,000 clips, 25,000 cayeron al piso y terminaron en la basura, 19,413 fueron utilizados como fichas en juegos de cartas, 14,163 fueron retorcidos durante las conversaciones telefónicas u otros similares, se utilizaron 7,200 como reemplazos temporales de botones, broches o cierres rotos, 5,434 como palillos o limpiadores de orejas, 5, 308 se usaron para limpiar las uñas, 3,916 se usaron como limpiadores de tuberías o similares, dejando solo 20,000 sujetapapeles que funcionaron correctamente.
Al evaluar la información observamos que el 80% de los clips nunca se utilizaron para el propósito previsto. Si lo pensamos un momento, a veces las personas nos parecemos mucho a los clips Así como el creador (Johan Vaaler, 1899) diseñó el clip para un propósito específico, Dios nos creó a cada uno de nosotros a propósito, para cumplir su propio diseño. El pasaje de las Escrituras de hoy habla al corazón de ese tema: “somos la obra de Dios creada en Cristo Jesús para hacer buenas obras”. Sin embargo, como el clip, demasiadas personas no cumplen con el propósito para el cual fueron creadas.
Cada uno de nosotros cumplimos el propósito de nuestro Creador, cuando vivimos de acuerdo con el principio que Jesús define en Mateo:
El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.
Mateo 10:39
Si lo pensamos un poco, podemos convertirnos en todo lo que Dios quiere que seamos, cuando decidimos seguir a Jesús, haciendo de El nuestra prioridad.
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