¿Por qué Dios demora su respuesta? – Parte IV
38 Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima.
39 Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días.
40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?
41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído.
42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.
43 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: !!Lázaro, ven fuera!
44 Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.
Juan 11:38-44
Continuando con nuestra pregunta inicial: ¿Por qué toma tanto tiempo Dios para responder a nuestras oraciones más profundas y sinceras? Estudiaremos en el Nuevo Testamento un ejemplo más, ayudándonos a ampliar nuestro conocimiento al respecto.
Para que el Hijo de Dios también sea glorificado
Existen muchos ejemplos de cómo Dios ante una necesidad o cualquier petición puede extenderse en darnos su respuesta, llegando a sobrepasar en el tiempo límite en el que nosotros anhelamos la solución de su parte.
Un ejemplo de esto es la vivencia de las hermanas de Lázaro. Estas hermanas al ver que su hermano se encontraba muy enfermo a paso de muerte, le suplican a Jesús para que llegara a la aldea en la cual vivían para que sanara a su hermano Lázaro. Pero Jesús no va de inmediato, prefiere quedarse dos días más en el lugar donde se encontraba. La situación era desesperante seguramente para las hermanas de Lázaro, ellas sabían que Jesús era su solución y que Él tenía el poder para sanar.
¿Por qué Jesús no fue de inmediato para sanar a Lázaro?
Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
Juan 11:4
Jesús dio la respuesta a esta incógnita: La enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Esta demora tiene un propósito: para que el Hijo de Dios sea glorificado.
Cuando Jesús decide ir a ver a su amigo Lázaro, se encuentra con que este ya había muerto hace cuatro días y estaba enterrado en una cueva. La hermana de Lázaro Marta, sale al encuentro de Jesús y en primer lugar le recrimina el por qué no llegó a tiempo para evitar que su hermano muriera. Pero Jesús aún por sobre su actitud, le da esperanza diciendo que su hermano Lázaro resucitará. Luego de esto Jesús resucitó a Lázaro después de cuatro días de muerto.
¿Será que la respuesta a nuestra petición es: para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella?
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