El amor que produce vida
42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;
43 fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.
44 Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?
45 Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.
46 E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.
Mateo 25: 42-43
Es muy importante para nosotros darnos cuenta de que el amor, cuando es verdadero, en algún momento tiene que dolernos. Y cuando esto pase debo estar dispuesto a dar lo que sea necesario para no dañar a esas personas que originaron el dolor; de hecho debo hacerles el bien. Esto requiere que debemos estar dispuestos a dar aun en momentos difíciles o de dolor, de lo contrario, no hay amor verdadero en nosotros.
A Jesús le dolió amarnos. Hemos sido creados a su imagen para cosas más grandes, para amar y ser amados, debemos ver a Jesús como la Biblia nos enseña, hemos sido creados para amar como Él nos ama. Jesús se hace a sí mismo el hambriento, el desnudo, el desamparado, el indeseado, y nos dice: “Me lo hiciste a mí”. Un día Jesús dirá a los que están a su derecha: “lo que hiciste con el menor de estos, me lo hiciste a mí, y también les dirá a los que están a su izquierda, lo que no hayas hecho por el menor de estos, te olvidaste de hacérmelo a Mí”.
Cuando Jesús estaba muriendo en la cruz, dijo: “Tengo sed”. Jesús está sediento de nuestro amor, y esta es la sed que todos los seres humanos tenemos, pobres y ricos por igual. Todos tenemos sed por el amor de los demás, todos necesitamos experimentar que los demás nos hagan bien aun cuando nosotros no correspondamos de la misma forma.
Jesús nos ama y demostró hacerlo de esa forma, aunque posiblemente nosotros podemos no sentirnos dignos de Su amor (porque no lo somos), pero Él nos ama de todos modos, la cruz lo demuestra.
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