La actitud que trae bendición.

Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.
Lucas 8:15

Generalmente, se ha explicado la parábola del Sembrador ejemplificando que habla sobre cuatro tipos de personas: los que se resisten, los que son superficiales, los que están ocupados y los que son buenos. Pero realmente está representando cuatro actitudes diferentes, y al meditarlas, es posible que podamos encontrarnos practicando las cuatro en un mismo día. Por ejemplo: En algún momento del día podemos recordarnos de Dios y decimos “Dios no quiero escucharte, porque sé lo que dirás”. Al momento siguiente decimos, “Dios, dime rápido”, y entonces lo escuchamos y pensamos que está bien, pero en consecuencia no hacemos nada al respecto y nos ocupamos con las tareas de nuestra vida cotidiana, y es aquí donde las hierbas al rededor comienzan a crecer; aunque tal vez el fruto comience a aparecer después. Luego otro momento decimos, “Dios, haz lo que quieras. Estoy totalmente dispuesto para ti”.
Dios quiere que tengamos siempre una actitud de obediencia para que podamos dar fruto. Dios quiere que fructifiquen nuestros negocios, la familia, las amistades, nuestra relación con los demás, nuestra salud y sobre todo nuestra relación con El.
Nuestro éxito como personas es cuando decidimos hacer lo que Dios nos dice que hagamos, aún antes de que Dios nos diga; (esto es tener disponibilidad y obediencia). Debemos decir: Dios, si quieres que me mueva, me moveré. Si quieres que camine, caminaré. Si quieres que deje este trabajo, lo dejaré. Aún antes de que me lo digas, la respuesta es sí. Cualquier cosa que quieras que haga, la haré.
La obediencia siempre produce fruto ante los ojos de Dios; aunque para nosotros posiblemente las circunstancias no sean tan fáciles en ese momento, podemos tener seguridad que el fruto que cosecharemos será de gran bendición.