¿Tienes una verdadera Fe?

Al día siguiente, muy temprano, Abraham se levantó y ensilló su asno; cortó leña para el holocausto y se fue al lugar que Dios le había dicho, junto con su hijo Isaac y dos de sus siervos.
Génesis 22.3

Todos los hijos de Dios hablamos y conocemos de la fe, sabemos que sin ella no podemos agradar a Dios, y por sobre todo, también sabemos que sin ella no podemos alcanzar aquellas cosas o bendiciones que anhelamos estrechamente. Para muchos la fe es la esperanza de que las circunstancias se resuelvan de forma favorablemente a nuestro favor; y que, además, estas nos afecten en la menor medida posible. En muchas ocasiones escucharemos en las iglesias la exhortación que debemos hacer las cosas con más fe, pero esto a su vez delata que se refiere a que debemos mostrar un mayor nivel de entusiasmo y de emprendedurismo ante nuestros planes. Para muchos, el tema se vuelve confuso, originando que la fe no sea más que un deseo de que las cosas salgan bien.

Ahora con la ayuda el Espíritu Santo, podremos tener una clara idea sobre el concepto de fe al leer Genesis 22: 3. Debemos notar que sobre el texto existen varios verbos: se levantó, ensilló, tomó, cortó, salió y fue. Indiscutiblemente Abraham estaba pasando un momento de gran angustia; pero por sobre esto, él se levantó muy de mañana para hacer todo lo que se le había mandado. Esto es importante, pues detalla la esencia de la fe.

La fe es una convicción profunda en la fidelidad de Dios que conduce sin ninguna duda a la acción. Es la certeza en la cual no importa cuántas contradicciones y que difíciles sean las circunstancias, Dios no se verá limitado en su propósito de cumplir su Palabra.