Cuando las cosas no van Bien


Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.
Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, más de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.
Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años.
Deuteronomio 8:2-4


 

Los desiertos bíblicamente, son tiempos dolorosos y casi interminables, que Dios permite con un propósito para todos sus hijos, y esos desiertos se determinan por etapas, situaciones muy difíciles y dolorosas, que parecen no finalizar, y nos pueden hacer sentir que no tenemos salida.

Si bien es cierto, muchas de las situaciones difíciles que acontecen en nuestra vida se deben en gran manera a las consecuencias de las malas decisiones que tomamos, también sucede que cuando decidimos seguir a  Jesús, pero dudamos y un porcentaje de nuestro corazón se queda en el mundo, Dios nos prueba y nos hace pasar por desiertos que no siempre entendemos.

En el desierto es un lugar donde no crece nada, escasea el agua, se avanza con dificultad y sin poder visualizar el final.

Moisés pasó cuarenta años solo en el desierto; Jesús fue tentado por el diablo durante cuarenta días, Noé vivió el diluvio durante cuarenta días; el número cuarenta suele representar dificultades!

El desierto debilita el compromiso, hace pensar lo peor y hace buscar salidas fáciles. “Jesús mismo fue llevado por el Espíritu al desierto… era tentado por el diablo”

Jesús venció el desierto y al enemigo con la Palabra de Dios, Le dijo tres veces a satanás: “Escrito está”. La Palabra de Dios sigue siendo el manual de supervivencia.

Después de salir del desierto, Jesús volvió revestido del poder del Espíritu Santo, listo y fortalecido para iniciar su ministerio. Debemos mantenernos firmes, obedeciendo la palabra de Dios para llegar a la tierra prometida; el desierto es temporal y Dios nos lleva de su mano.

 

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