Consuelo y Dirección

Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
Hechos 17:11
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien
Josué 1:8


Cuando estemos en momentos de profunda crisis, o estemos angustiados, cuando las cosas no salen como esperamos y nos encontremos desconsolados y sin dirección, siempre hay una Palabra de verdad que nos da la garantía de lo que esperamos, la convicción de lo que no vemos y que llegará en el momento preciso, a transformar nuestra situación o a darnos la fuerza para resistir el momento amargo.

La Palabra de Dios actúa sobrenaturalmente en nuestra vida. No somos los mismos, luego de que hemos escudriñado la escritura de Dios con ansias de encontrar las respuestas que buscamos, pues es el único libro que tiene la respuesta correcta a las dudas existenciales más profundas que tenemos. Ya sea soledad, dolor, cansancio, desánimo o cualquier situación que está pasando en tu interior, la Palabra de Dios da el entendimiento para salir del encierro profundo y junto con la oración podemos tener la confianza de que Dios actuará poderosamente, porque es su naturaleza; para Él “nada es imposible”

Porque nada hay imposible para Dios. Lucas 1:37

Acudamos a la escritura en todo tiempo y sin dudar, para hallar el adecuado consuelo, dirección y valor para enfrentar las dificultades; o cuando sufrimos, pues Dios nos ayuda para que así mismo podamos ayudar a otros que sufren o tienen problemas.

3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,
4 el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
2 Corintios 1:3-4

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