Nos gloriamos en la esperanza

¹Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;
²por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
³Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia;
⁴y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;
⁵y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
Romanos 5:1-5

¿Cómo nos las arreglamos cuando las cosas nos van mal? ¿Descansamos en la gracia de Dios, experimentamos alegría en Dios y continuamos amando a las personas? ¿O nos olvidamos de la gracia de Dios, sobreabundando en quejas, criticándonos y auto absorbiéndonos? El poder omnipotente de la gracia es la clave. Estamos firmes en la gracia de Dios!

Cuando la persecución o la adversidad lleguen a nuestra, no nos demos por vencidos ni desmayemos, sino acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia, para recibir el oportuno socorro.

Tengamos presente que cuando las cosas se ponen difíciles, no es hora de olvidarnos de la Palabra, sino de duplicar el tiempo en ella; es hora de ser constante en la oración para que podamos estar firmes. Seamos pacientes en la adversidad y constante en la oración, y el diablo no podrá quitarnos nada. Recordemos que el amor de Jesús ha sido derramado en nuestros corazones a través de su Espíritu, quien nos sustenta y llena nuestro ser.

Nuestras esperanzas siempre deben estar puestas en Dios, independientemente de las situaciones que nos sobrevengan